Si el rock tuviera que tatuarse tres palabras en el pecho, probablemente serían estas: actitud, potencia y feeling.
Y si hay alguien que las encarne con absoluta naturalidad sobre un escenario, ese es Jack J Hutchinson.
Este guitarrista y vocalista británico, con un pie firme en el blues rock más clásico y otro pateando con fuerza la puerta del presente, no necesita grandes artificios para dejarte con la boca abierta. Le basta una guitarra, un amplificador bien rugiente y una banda afilada para prender fuego a cualquier sala donde se suba.
Una descarga de autenticidad
Ver a Hutchinson en directo no es simplemente ir a un concierto. Es dejarte arrastrar por una ola de energía cruda, solos que te arañan el alma y letras que no buscan likes: buscan conexión.
Jack no posa. No se disfraza. No va de estrella.
Va de músico.
Y eso se nota desde la primera nota hasta el último acorde.
Con influencias claras de leyendas como Led Zeppelin, Free o Joe Bonamassa, pero con su propio acento y actitud, Jack J Hutchinson ha conseguido algo que muy pocos logran: sonar clásico sin sonar viejo, y ser contemporáneo sin traicionar el espíritu del rock.
El directo: su hábitat natural
Aunque sus discos —como The Hammer Falls o Paint No Fiction— son una maravilla para los oídos, es en directo donde Jack se convierte en animal escénico.
Conciertos intensos, sudorosos, eléctricos, en los que el público no es un espectador pasivo, sino parte esencial del ritual.
Ahí es donde realmente se nota el feeling.
Y eso, en estos tiempos de filtros y playback, es de agradecer.
En tiempos donde muchos guitarristas suenan igual, Jack tiene una personalidad que se nota en cada nota. No se trata solo de velocidad o técnica (que la tiene de sobra), sino de intención. Su forma de tocar transmite rabia contenida, vulnerabilidad, euforia… todo al mismo tiempo. Tiene ese don que no se aprende: hacer que una sola nota diga más que un solo de diez minutos.
Además, en escena no se guarda nada. Jack es de los que sudan la camiseta (literalmente). Se entrega al público, interactúa, sonríe, improvisa, se deja llevar. Es de esos artistas que te hacen sentir que cada concierto es único, irrepetible, y que tú estás viviendo algo especial. Y eso, hoy en día, vale oro.
¿Por qué no deberías perdértelo?
Porque si te gusta el rock que te sacude, el blues con carisma y los artistas que no necesitan gritar para decir algo potente…
Entonces necesitas ver a Jack J Hutchinson en concierto.
Y si viene a tu ciudad, ya sabes lo que toca: ponerte los botines, dejar el móvil en el bolsillo y prepararte para una noche de las que no se suben a stories ni reels ni esas historias.
Se viven.
Y se recuerdan.


Comments are closed